Regocíjate en Su Amor

Publicado en 02 22, 2014 | Publicado bajo 2014, Amor, esperanza, fe, gozo, murmuracion

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3:16)

El apóstol Juan no encontró mejor palabra que fuera específicamente tan adecuada para describir la grandeza del amor de Dios que expresó: “De tal manera amó Dios….” Implicando con esta frase un amor muy grande, un amor sincero, un amor total y sin límites.

Cuando yo leo esta Escritura mi corazón se llena de una profunda emoción. Cuando miro Su ternura, cuando miro Su misericordia, cuando miro que se desprendió de lo más valioso que Él tenía, Su Hijo para darlo en rescate por mí, un sentimiento de reciprocidad surge en lo más íntimo de mí ser que me impulsa amar a Dios con todo mi corazón.

El diccionario de la lengua española dice: “que el amor es el conjunto de sentimientos que ligan a una persona con otra.” Nuestro corazón ha sido ligado al corazón de Dios por medio de Su Amor.

Sin embargo, en ocasiones en medio de nuestras frustraciones no entendemos lo que nos está sucediendo, no concebimos con nuestro racionamiento limitado porque estamos pasando por diferentes pruebas. Nos sentimos desamados, nuestros fracasos nos hacen pensar que estamos solos y este sentimiento de impotencia e inseguridad nos lleva a murmurar, y a dudar del amor de Dios.

En medio de las circunstancias difíciles solemos poner nuestros ojos en el punto negro de la situación. Solo vemos la calamidad, solo sentimos el calor del fuego de la prueba, solo hablamos de los obstáculos que estamos enfrentando en nuestro caminar, solo confesamos el temor que nos inunda, solo declaramos con nuestros labios que Dios se ha olvidado de nosotros.

Pero cuando miramos la Palabra que dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo” (y donde dice mundo pon tu nombre) “que ha dado a Su Hijo unigénito”….!oh! Cuando miramos la Palabra y vemos el desprendimiento de Dios, la generosidad al dar a Su Hijo unigénito, lo más preciado que Él tenía por nosotros, nos damos cuenta de Su gran amor. Es frente a este sacrificio que nuestros ojos se abren a la verdad, entonces podemos ver que el amor de Dios es real, es único, es sincero, y está vigente siempre. Su amor no envejece ni deja de ser aunque en ocasiones no lo sintamos y nos parezca que está ausente.

Mi querida hermana, por el amor de Dios es que tú y yo estamos aquí. El amor de Dios ha sido derramado en nosotros por medio de Su Hijo Jesucristo. Él, con su tierno amor está a tu lado para consolarte, para levantarte, para sanarte, para darte gozo, para darte felicidad, para darte paz en medio de la prueba por la que estés pasando. En este mes de Febrero deja de mirar la dificultad, ¡levántate y celebra que Dios es amor!, celebra que Dios te ama de taaaaal manera que dio lo mejor de Él, a Su Hijo por ti. ¡Amén!

En Cristo,

Dámaris Yrion