Herencia de fe.

Publicado en 07 15, 2017 | Publicado bajo Comunion con Dios, fe, perseverancia, vida cristiana

“Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también.”  2Ti 1:5

Meditando en este pasaje, el Espíritu Santo me hizo ver lo importante que es el papel de los padres en la familia cristiana. Muchas veces podemos oír decir  esto,  sin embargo, no nos percatamos la magnitud del alcance que logran los padres al forjar un carácter cristiano en sus hijos. Esta tarea de plantar la semilla de fe en el corazón de un niño es de suma importancia, sin darte cuenta estás forjando instrumentos valiosos en las manos de Dios.

En cuestión de minutos recordé mi niñez. Aunque el tiempo ha transcurrido, pude acordarme claramente las enseñanzas de mis padres. Mi padre fue un hombre de Dios y, aunque era de pocas palabras era de mucha oración. Mi mamá, aunque no tenía un ministerio público de enseñanza, me enseñó los principios bíblicos para caminar agradando a Dios. Desde muy pequeña me enseñó a nunca negar al Señor. Creciendo en medio de enseñanzas ateítas, donde decir que se creía en Dios era un escándalo, era un hecho que enfrentaría problemas. Parada en frente de todos en la clase, entre burlas y risas para avergonzarme, venían a mi mente las palabras de mi mamá diciendo: _ Hija, nunca niegues al Señor.

Esta enseñanza fue la herencia más apreciada que recibí, una herencia de fe, fe en el Señor Jesucristo.

El apóstol Pablo nos muestra con claridad en este pasaje la importancia de enseñar la fe en nuestro Señor Jesucristo a nuestros hijos. Si usted pone atención, el apóstol alaba la fe del joven Timoteo, recordando que éste la había recibido por la enseñanza de su abuela Loida y su madre Eunice. Estas mujeres cristianas, habían hecho un excelente trabajo, habían preparado a Timoteo para la obra del ministerio, le habían fomentado la fe en nuestro Señor, y ahora era todo un hombre de Dios.

Usted tiene la responsabilidad de pasar la antorcha cristiana para sus hijos. Usted tiene el deber delante del Señor de enseñar a sus hijos la fe en Jesús, debe enseñarlos a amar al Señor y a nunca negarlo. Debe ir guiándolos a través de la Palabra para que sean hombres y mujeres de Dios.

Loida le dio una herencia de fe a su hija Eunice, y esta a su vez se la trasmitió a Timoteo. Mis padres me dejaron la misma herencia de fe, y yo se la he trasmitido a mis hijos, y estoy segura que ellos se la trasmitirán a sus hijos también. Déjales tú también esa herencia de fe a los tuyos. ¡Amén!