Llamadme Mara

Publicado en 11 28, 2018 | Publicado bajo Comunion con Dios, confianza, esperanza, fe, vida cristiana

No me llaméis Noemí, sino llamadme Mara; porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso. Rut 1:20

 La Biblia nos cuenta el regreso de Noemí a Belén, su ciudad natal. Ella se había ido de allí con su esposo e hijos, y ahora, después de tanto tiempo, regresaba sin nada, llena de amargura y dolor.

 Al llegar a Belén, sus vecinas, y todos los que la conocían estaban sorprendidos de verla envejecida y amargada y decían: ¿No es esta Noemí? La amargura en el corazón es algo que no se puede esconder, ella se trasborda a lo físico, y las actitudes amargas de una persona se dejan ver a distancia.

 El dolor y el quebranto que pueden llegar inesperadamente, pueden amargar el corazón, pueden agriar el comportamiento y el carácter de una persona. Así estaba Noemí, y conforme al cambio que se había obrado en su vida les pide que no la llamen por su antiguo nombre, sino con otro que concuerde mejor a su estado actual.

 El nombre de Noemí significa: dulce, placentera, amable. Por esta razón, cuando ella oyó que la llamaban por su nombre, le protesto diciendo: “No me llaméis Noemí, sino llamadme Mara; porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso.”

 Si ponemos atención a las palabras de Noemí, encontramos en ellas  una gran enseñanza de fe; pues, aunque Noemí confiesa que Dios la había llenado de amargura, no obstante, no murmura ni se revela contra él, sino que se somete a sus inescrutables designios.

 Esta fe inquebrantable en el Todopoderoso aun en sus momentos de dolor le trajo nuevamente la alegría. Por tanto, no dejes que la amargura te aparte de Dios, no dejes que lo que no entiendes te robe la fe, pues la fe en Dios trae grande galardón. ¡Amén!